El presupuesto participativo se ha extendido por todo el mundo. La experiencia registra casos exitosos en Canadá (Vancouver) y en Europa, pero ¿sabías que todo se originó en Sudamérica?

El presupuesto participativo ha sido definido como un método, un recurso, un mecanismo, una práctica, una modalidad y hasta un proceso democrático en el que un gobierno da a los ciudadanos la oportunidad de participar en la decisión de cómo es distribuido un porcentaje del presupuesto anual entre su comunidad. Bajo el nombre de presupuesto participativo, la experiencia comenzó en Porto Alegre, Brasil, y desde entonces ha sido utilizado en más de 1700 ciudades, e incluso regiones de todo el mundo.

Nacido en Brasil: Porto Alegre

Tras el fin del régimen autoritario de Brasil en 1985, las nuevas autoridades sintieron la necesidad de restablecer la confianza y el diálogo con sus ciudadanos. Se consideró que la descentralización era un medio para evitar excesos autoritarios y que pemitiría desarrollar la participación ciudadana a nivel local. Con este objetivo en mente, nacieron los planes para un presupuesto participativo.

La Constitución de Brasil de 1988 introdujo varios métodos de participación para estimular el compromiso cívico, uno de los cuales es el presupuesto participativo. Porto Alegre, una ciudad con una población de 1,3 millones de habitantes en el sur de Brasil, fue la primera en lanzar un presupuesto participativo en 1989. Al principio, el proceso fue un reto: la administración, que gestionaba el proyecto con fondos limitados, y la novedad del proceso fue tal que hubo que diseñar nuevos procesos internos. Más importante aún, la participación no era representativa: los ciudadanos más pobres de la ciudad no tenían acceso a la información y estaban aislados del proyecto. Frente a este problema, el gobierno local reclutó a líderes comunitarios para que visitaran los barrios más pobres de la ciudad con el fin de encontrar nuevos liderazgos y difundir información sobre el proceso.

Una vez iniciado el proceso de presupuesto participativo, se realizaron dos series de asambleas plenarias en los 16 distritos de la ciudad.

  • En la primera asamblea, el gobierno local difundió información general sobre el presupuesto de la ciudad y se realizaron reuniones en cada uno de los barrios para que los ciudadanos compartieran sus prioridades.
  • Durante la segunda asamblea, cada distrito eligió a cuatro delegados, dos miembros y dos suplentes, para negociar entre los otros distritos una lista más sólida de prioridades para toda la ciudad.

El consejo presupuestario municipal decidió finalmente cómo se distribuía el presupuesto entre los distritos en función de las prioridades. En los dos primeros años del presupuesto participativo en Porto Alegre, participaron menos de 1.000 personas. Ese número subió a más de 20.000 participantes en 1992. Hasta hace algunos años, los participantes rondaban los 30.000 y la ciudad típicamente delegaba alrededor del 10% de su presupuesto anual al presupuesto participativo. Pese a que en la actualidad, las crisis presupuestarias han afectado su continuidad, el presupuesto participativo sobrevive sin dejar de constituir una referencia vibrante.

La difusión del presupuesto participativo

Tras el suceso del presupuesto participativo en Porto Alegre, las ciudades de América del Sur comenzaron a incorporarlo en sus propios gobiernos locales. Actualmente, América Latina posee casi un tercio de los ejemplos de presupuestos participativos de todo el mundo.

Villa El Salvador, un distrito de Lima, Perú

Villa El Salvador, un distrito de Lima, Perú, con una población de 300.000 habitantes, puso a prueba el presupuesto participativo en el año 2000 como parte de un plan de desarrollo urbano tras la caída de un régimen autoritario. El proceso de elaboración participativa del presupuesto fue una prueba de seis meses en la que se realizaron 42 talleres con presencia de entre 1.800 y 2.000 líderes comunitarios.

“Todos nosotros -ciudadanos, empresarios, ONG, autoridades- debemos considerarnos protagonistas del cambio, y compartir la responsabilidad de desarrollar nuestra ciudad”.

 ––Martín Pumar, Alcalde de Villa El Salvador

En una encuesta que consultó a 48.000 jóvenes de 16 años o más para recopilar datos sobre las prioridades de los ciudadanos. Los resultados fueron discutidos entre 200 representantes comunitarios de varias organizaciones comunitarias. Un tercio del presupuesto anual de la ciudad, que asciende a 570.000 dólares, se dedicó al presupuesto participativo.

Una ley de presupuesto participativo fue aprobada en 2003 y reformada en 2009 para definir un proceso de presupuesto participativo de cuatro pasos utilizado por la administración del distrito.  El impacto del presupuesto participativo en Villa El Salvador se puede ver en el fortalecimiento de la autoestima de los participantes, especialmente de las mujeres, y también porque creó un interés en el desarrollo comunitario. Con ello se cumplieron muchos de los objetivos preestablecidos del proceso de los presupuestos participativos, que eran fortalecer los gobiernos locales como lugar de democracia, fortalecer la participación ciudadana, promover la comunicación entre las instituciones y los ciudadanos para crear un plan de desarrollo de la ciudad.

Buenos Aires, Argentina

En Buenos Aires, Argentina, una ciudad cuya área central contabiliza 3 millones de habitantes divididos en 16 unidades administrativas, el presupuesto participativo se añadió a la constitución de la ciudad en 1996. Tras una crisis en 2001, Buenos Aires utilizó el presupuesto participativo para restablecer la confianza de los ciudadanos en el gobierno. Se realizó un plenario de apertura, donde se registraron los que querían participar para luego poder votar sobre las prioridades y elegir a los delegados territoriales. Después de la sesión plenaria de apertura, los 16 distritos se dividieron a su vez en tres o cuatro subdivisiones, en las que se examinaron las prioridades por medio de comisiones. Las prioridades incluyeron: educación, salud, seguridad y control comunitario, cultura, desarrollo socioeconómico, obras públicas y medio ambiente.

La información recolectada en los comités fue reportada en el plenario de cierre y se votó para clasificar las preferencias. Las prioridades de cada distrito fueron luego sometidas a la Dirección General del Presupuesto Participativo, donde fueron incorporadas a la Matriz del Presupuesto Participativo, enviadas al gobierno de la ciudad y finalmente incorporadas al presupuesto.

Buenos Aires practicó el presupuesto participativo hasta 2006, con una participación que osciló entre los 4.500 y 14.000 inscritos. Las desventajas del proceso fueron la capacitación inadecuada de los representantes y la difusión de información; por lo tanto, perdió fuerza. Sin embargo, el presupuesto participativo se ha reactivado en 2017, con Buenos Aires dedicando 30 millones de dólares del presupuesto local a 25.000 ideas provenientes de los ciudadanos.

Medellín, Colombia

De 2004 a 2007, Medellín, Colombia, estuvo plagada de violencia, pandillas y narcotráfico. La violencia endémica, la corrupción y la falta de estructuras sociales adecuadas erosionaron la confianza de los ciudadanos en su gobierno local. Para revertir esta tendencia y fomentar el diálogo positivo, la ciudad implementó el presupuesto participativo en 2007, requiriendo que el 5% del presupuesto de la ciudad se destinara a proyectos con presupuestos participativos.

El primer paso para el proceso del presupuesto participativo en Medellín fue que los ciudadanos se reunieran e identificaran los problemas y prioridades que existían en sus barrios. A partir de ahí, se seleccionaron a los delegados que fueron entrenados para analizar más a fondo las prioridades de aquellos a quienes representaban, expresando eventualmente sus decisiones en la Junta de Acción Local para que la Administración Municipal las añadiera al Plan Anual que eventualmente sería aprobado por el Concejo Municipal para el presupuesto del año siguiente.

El proceso de presupuestación participativa en Medellín permitió que las voces de los ciudadanos – sin importar su raza, género, sexualidad, estatus socioeconómico, etc. – fueran escuchadas. Hoy en día, el 5% del presupuesto local se delega en el presupuesto participativo, que asciende a más de 50 millones de dólares repartidos entre los 16 municipios.

Lecciones aprendidas

La introducción de una nueva práctica en un proceso gubernamental viene con mucho ensayo y error. Porto Alegre inició la crónica de la presupuestación participativa con un gran éxito, pero no es el caso de todas las ciudades.

Hay una serie de motivaciones detrás de la promulgación del presupuesto participativo en una ciudad. Los gobiernos pueden utilizarlos para involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones a nivel local, fortalecer la participación cívica, calmar los disturbios civiles o reconstruir la confianza.

Los resultados del presupuesto participativo también son circunstanciales, basados en el contexto en el que fueron promulgados. La falta de fondos, la falta de apoyo interno y las cuestiones organizativas pueden impedir que los presupuestos participativos tengan un impacto duradero e incluso deteriorar la relación entre los ciudadanos y sus gobiernos. Antes de iniciar un proceso de presupuestación participativa, los gobiernos deben asegurarse de que existen suficientes medios para llevar a cabo el proyecto y de que existe la voluntad política para implementar los temas definidos por los ciudadanos. Los procesos exitosos de presupuestación participativa pueden ser un medio para aumentar la confianza y la armonía entre los gobiernos y los ciudadanos, creando una toma de decisiones más informada y una democracia más fuerte.

Durante el 2019, CitzenLab debutó en Chile! El programa trabaja con socios locales para contribuir al desarrollo de la democracia a partir de recursos digitales. La convergencia ya ha resultado en varias iniciativas, incluyendo un proyecto de presupuesto participativo en una comuna de Santiago, llamada Peñalolén.  

El presente artículo es una versión adaptada de un texto desarrollado por Citizenlab. El artículo original en Inglés puede consultarse aqui.