Aún a tiempo – columna de opinión de Pablo Valenzuela.

La Convención Constitucional y el proceso constituyente están aún a tiempo de poder generar un intercambio con la ciudadanía mucho mejor que el actual, que permita, por una parte, informar y formar sobre el proceso, su forma de avanzar y los argumentos de fondo para algunas decisiones; y por otra parte, – quizás de manera más relevante-, que posibilite que los convencionales puedan influenciarse por la ciudadanía nuevamente, cumpliendo así la promesa de una participación sistemática e incidente. 

La Convención ha recibido ataques esperados por parte de quienes ven en riesgo la hegemonía de un poder ejercido por décadas; como también las justas críticas de quienes manifiestan que en ciertas normas o en el proceso, se han cometido varios errores que menguan el objetivo de la Convención: la aprobación del nuevo texto Constitucional por la más grande mayoría posible.

Sobre el déficit comunicacional de la Convención punto clave para despertar el interés en participar y mantener la confianza en el proceso

Uno de los aspectos relevantes para lograr este objetivo es la calidad y cantidad de interacciones significativas con la ciudadanía. Lo que llamamos participación ciudadana: un proceso de inteligencia colectiva donde convencionales, sociedad civil y ciudadanía intercambian información, propuestas, preguntas y argumentos para compartir poder en la elaboración de una propuesta de texto constitucional, logrando que sea conocido y de gran legitimidad.

Inicialmente la promesa era ejecutar un proceso de participación ciudadana ejemplar. La iniciativa popular de norma, tuvo números impresionantes de participantes y votantes. Sin embargo, lo que hizo fue particularizar la discusión en una sarta de agendas de grupos de presión. Sin discusión previa ciudadana de principios y bordes del texto constitucional, (la cual lamentablemente tampoco se dio entre los Convencionales) la participación por iniciativa popular sólo sirvió para que grupos ya poderosos y organizados empujaran su particular agenda. Y dividió a los participantes en ganadores y perdedores, según si su propuesta se aprobó en comisiones o no. Tampoco existió conexión explícita y formal entre las iniciativas y los cabildos, otro de los métodos de participación de esa etapa. 

Fuente: Sitio web Convención Constitucional: chileconvencion.cl

La participación tampoco ha permitido a quienes impulsaron normas populares, poder seguir e intervenir continuamente en la discusión. Fuera de quienes fueron invitados a presentar, no hay canales abiertos para poder participar en la deliberación posterior. De hecho es bastante complejo enterarse de cuáles son los artículos aprobados. Es en documentos de Google Drive de periodistas y convencionales que es posible enterarse de cuáles son las normas que llenan el borrador. 

“Hay una brecha relevante entre el estándar de participación prometido y esperado respecto de las acciones que se han desplegado y el nivel de incidencia que estas han tenido… La buena noticia es que aún hay espacio para mejorar.”

Lo primero sería mejorar el soporte digital informativo y participativo del proceso. Quien crea que va a poder hacer una participación masiva a punta de cabildos y redes sociales está en un error. Se deben generar y ocupar buenas tecnologías de participación digital, asincrónica y deliberativa. 

Esfuerzos que podrían mejorar ese soporte informativo y participativo que hoy es deficiente.

  1. Debería existir un espacio interactivo para dar a conocer los artículos aprobados al borrador y permitir plantear preguntas desde la ciudadanía sobre esas normas.
  2. Las iniciativas que aún estén en discusión, deben mostrar su tramitación como se hace en los proyectos de ley en el sitio web del Congreso.
  3. Deberían abrirse espacios de deliberación digital y no digital en torno a las normas aún en discusión, para permitir que las personas conozcan la discusión y puedan participar de ella. 
  4. Asociación -clave- con los municipios y no la llegada directa. Es vital que este esfuerzo sea institucionalizado y no de cada Convencional. Hay encargados/as de participación en cada comuna. ¿Por qué no aprovechar de mejor manera, esos héroes/heroínas de la participación?
  5. Compartir reportes de la recogida de la participación. La data sobre las conversaciones digitales y analógicas que se generen debe estar disponible y accesible para todos.

Todos los esfuerzos mencionados son posibles de implementar en los acotados plazos que quedan. Esa es la gracia de los métodos de participación digital, que permiten llegar a más con menos o iguales esfuerzos. No tardará quien -en un arranque de brillantez- se oponga a los métodos digitales de participación ciudadana, el que hay un porcentaje de la población que no tiene conectividad o competencias digitales. Claro que es así y para ellos se deben buscar otras metodologías y canales.

“Inclusión no implica que todo sirva para todos, significa llegar a cada quien con el canal adecuado, en atención a sus competencias, recursos y tiempo. “

La Convención y el proceso aún pueden encontrar un buen apoyo en los métodos digitales de interacción con la ciudadanía. Ojalá no pierdan esta oportunidad.