Cuando se planifica intencionalmente la inclusión, los proyectos de participación comunitaria se convierten en esfuerzos diversos y mucho más representativos, que por ende pueden dar lugar a resultados más equitativos. Nuestro reciente seminario web en Reino Unido, contó con la participación de Jacqueline Broadhead, Directora del Intercambio Global sobre Migración y Diversidad del Centro de Migración, Política y Sociedad (COMPAS) de la Universidad de Oxford. Juntos, discutimos por qué COMPAS desarrolló un marco de inclusión para las ciudades del Reino Unido, cómo aprendieron de las mejores prácticas locales e internacionales, y lo que otros gobiernos locales pueden hacer para ser más inclusivos.

Creemos que aunque el conjunto de buenas prácticas sobre el compromiso inclusivo está en constante evolución, los siguientes 6 puntos pueden aplicarse a todos los proyectos, áreas temáticas y consejos

  1. La inclusión es una pregunta para todos. Cuando sólo nos dirigimos a los grupos destinatarios de un proyecto, vamos inadvertidamente en contra de lo que intentamos conseguir, que es garantizar que todo el mundo sea escuchado e incluido. En su lugar, deberíamos abordar los proyectos con una perspectiva de inclusión que pregunte qué queremos conseguir a largo plazo y que reconozca que es necesario un sentido de responsabilidad compartido por toda la comunidad para que el proyecto tenga éxito. En algunos casos, puedes optar por crear un proyecto de inclusión integral y de gran alcance, mientras que en otros casos puedes necesitar centrarte en un tema específico, como un plan de integración de los inmigrantes o una estrategia de igualdad para los discapacitados.  

En la práctica: El modelo de inclusión social de la Autoridad del Gran Londres es exhaustivo y es el resultado de un periodo intencionado de participación comunitaria. Aunque el plan es más general que temático, lo han llevado más lejos al establecer fuertes vínculos con las ONG asociadas para trabajar en temas específicos que surgieron como áreas prioritarias en el modelo.

  1. Reformula lo que es difícil. En lugar de considerar a los grupos como “difíciles de alcanzar” y excluirlos por falta de tiempo, recursos u otras razones, dale la vuelta y pregunta: “¿por qué nos resulta difícil escuchar a estos grupos?” Este replanteamiento puede ayudarte a planificar de forma más estratégica y a asignar adecuadamente los recursos para un proceso más inclusivo desde el principio.

En la práctica: Cuando el distrito londinense de Newham puso en marcha su Comisión de Democracia y Participación Ciudadana, una de sus conclusiones fue la necesidad de trabajar con más población local a la hora de tomar decisiones. Como parte de la solución, lanzaron una plataforma en línea para llegar a más residentes, empresas y compradores para su proyecto de planificación urbana de 4,1 millones de libras.

  1. Un trabajo de inclusión sin silos. No siempre tiene que estar en el lugar que suponemos, y cuanto más podamos conseguir la participación de todos los departamentos y niveles de la administración, mejores serán los resultados. Cuando reconsideramos en qué equipo o proyecto se sitúa el trabajo de inclusión, tenemos la oportunidad de aprovechar el trabajo de puente que reúne a los residentes de toda la comunidad para facilitar la interacción de forma positiva y hacia un objetivo común.

En la práctica: Glasgow, que forma parte del programa Ciudades Inclusivas, vinculó la labor de inclusión a su estrategia de regeneración económica e internacional. En Alemania, el trabajo de integración se realiza a menudo en colaboración con los departamentos de planificación para ayudar a unir la inclusión y la planificación urbana.

  1. Considera la interseccionalidad. A menudo oímos hablar de las desigualdades resultantes de la pandemia, pero en muchos casos, estas desigualdades ya existían y se han agravado debido a la pandemia. Como mencionó Jacqui durante el seminario web, “todos estamos en la misma tormenta pero no todos en el mismo barco”. Cuando reconozcamos la interseccionalidad que existe entre las áreas temáticas bajo el paraguas de la inclusión, podremos lograr avances más significativos.

En la práctica: La Academia Británica ha publicado investigaciones y recomendaciones políticas para su proyecto “Shape the Future” con el fin de explorar la intersección de la creación de “un futuro pospandémico positivo para las personas, la economía y el medio ambiente”. El programa “Ciudades Inclusivas” también tuvo en cuenta este aspecto a la hora de identificar las áreas prioritarias de la pandemia con sus ciudades, y se centró en 4 prioridades 1) garantizar que los fondos públicos se asignen y distribuyan de forma equitativa, 2) mantener la conexión de la comunidad para facilitar el contacto, en línea con el distanciamiento social, para garantizar que la unión de la comunidad pueda seguir produciéndose, 3) proporcionar un acceso fiable a la información, como asegurarse de que está claro dónde obtener las últimas actualizaciones y garantizar el acceso al idioma; y 4) planificar una estrategia de recuperación inclusiva que considere lo que significa volver a construir juntos después de la pandemia.

  1. Reúne a más personas alrededor de la mesa. A la hora de establecer una estrategia de inclusión, es importante definir las partes interesadas e involucrar a personas que aún no están en la mesa. Esto significa incorporar a socios multisectoriales: ONG, empresas, empleadores, funcionarios del gobierno local, instituciones religiosas y líderes comunitarios. Para hacerlo con eficacia, es esencial comprender los valores de la comunidad y saber quiénes son sus asesores de confianza. A menudo pueden indicarte la dirección correcta para abordar las principales carencias, como por ejemplo dónde o a qué hora ofrecer un periodo de consulta.

En la práctica: Ofrecer múltiples formas de contribuir con sus comentarios es una manera de incluir a más residentes. Un ejemplo creativo de participación de los residentes es el de Newport, que realizó encuestas rápidas a través del wifi del autobús. Se dieron cuenta de que la mayoría de los usuarios querían acceder al wifi en el autobús, por lo que era una oportunidad excelente para hacer algunas preguntas sobre los servicios para conseguir un mayor compromiso.

  1. No hay que reinventar la rueda, sino adaptarla. Aunque los esfuerzos de participación de la comunidad suelen estar dirigidos a tratar las preocupaciones muy localizadas de una comunidad específica, podemos aprender mucho de estos proyectos y aplicar adaptaciones a nuestros propios esfuerzos. Hay un montón de buenas prácticas en las que inspirarse a nivel local, nacional e internacional; la clave es saber contextualizar estos aprendizajes a su área local.

En la práctica: Ciudades Inclusivas se inspiró en su programa y en su marco de trabajo en el intercambio de conocimientos con Pittsburgh, PA (EE.UU.), que contaba con una estrategia de participación de los residentes completa y exhaustiva. Basándose en esta y otras buenas prácticas, Migration Yorkshire puso en marcha su proyecto Communities Up Close (Comunidades de cerca), a través del cual entrevistaron a más de 300 residentes de la región para entender cómo experimentaban y respondían a la migración.  

El trabajo de inclusión es continuo y evoluciona, pero como señaló Jacqui en el seminario: en el trabajo de inclusión “no dejes que lo perfecto sea enemigo de lo bueno”no hay una solución o fórmula perfecta para un proyecto de inclusión. Sin embargo, si se planifica intencionalmente, se involucrará a las diversas partes interesadas y se conseguirá aceptación interna desde el principio, se establecerá el trabajo de inclusión con una base sólida. Te dejamos debajo un enlace directo al seminario, por si te interesaría escucharlo.